"Venid y veréis" sigue siendo hoy la regla de oro de la Pastoral vocacional.
(Juan Pablo II "Exhortación apostólica sobre la Vida Consagrada")

Nuestra vida busca siempre el equilibrio entre el silencio individual y la vida comunitaria, entre la contemplación y el apostolado... "Entre el agua y el fuego"diría San Agustín.
Esta contemplación y conversión de cada día, nos lleva a compartirlo y comunicarlo a los demás.
Los tres pilares sobre los que se asienta nuestra vida diaria son:

Contemplación


"Es menester que junten la contemplación, por la que se unen a Dios de mente y corazón, con el amor apostólico, por el que se esfuerzan en asociarse a la obra de redención y a la dilatación del Reino de Dios"
Concilio Vaticano II sobre La Adecuada Renovación de la Vida Religiosa

Oración
La oración es nuestra primera misión apostólica y evangelizadora.

Un encuentro íntimo que transforma nuestra vida, haciendo posible la conversión diaria, la comunión fraterna sincera y la comunicación al otro.

Liturgia
El fuego irradiador de luz, fuerza, unidad y gracia está en la Palabra de Dios, escuchada, orada, contemplada, estudiada, compartida y vivida en comunidad, en la Eucaritía y e la Reconciliación, en la Liturgia de las Horas y en la Oración personal y comunitaria.
La liturgia cristiana es una liturgia en camino, un peregrinar hacia la transformación del mundo que llegará a su cumplimiento cuando Dios "lo sea todo en todos"

Canto
"Sienta el corazón lo que profiera la voz" (Sacrosantum Concilium, Concilio Vaticano II)
Cuidamos el canto litúrgico o los cantos de encuentro.
El canto intrude al hombre dentro de sí mismo, ayuda al encuentro con Dios y le da palabra para inicar el diálogo.
El corazón acaba reconociendo, en las palabras que canta, la verdad que desea.


Palabra de Dios
Continuo encuentro con la Palabra que ilumina el cotidiano vivir y nos hace responder a la vida con gestos evangélicos.
La Palabra de Dios está presente desde el inicio de la jornada.
Cada día compartimos lo que la Palabra nos ha dicho en el silencio y meditación de ella.
Este momento está abierto a las personas que están haciendo retiro o viviendo con nosotras cualquier encuentro. Es un lugar ecuménico, de encuentro y diálogo entre los cristianos, un don de comunión para todos.
Ha habido experiencias sorprendentes: personas que pasaban unos días de retiro en el monasterio pero que no eran creyentes y deseaban cada día asistir al comentario sobre la Palabra porque les admiraba que las hermanas hablasen con naturalidad sobre lo que la Palabra les había dicho al corazón. Para algunos el lenguaje de la interioridad o de la espiritualidad es algo desconocido, ciertamente tan poco usual que sorprende.

Estudio
Nuestra Orden tiene como principal trabajo el estudio. La Iglesia nos lo encomendó para una mejor evangelización en tiempos difíciles como eran los del s. XIII. Sigue siendo ahora muy necesario.
La rama masculina de la Orden los ha realizado desde siempre con notables frutos. La rama femenina, sobre todo la vida contemplativa, ha sufrido su ausencia en los planes de formación en el ritmo de vida de las comunidades, debido a problemas de índole sociológico e histórico. Sólo aquellas comunidades que tenían alguna labor apostólica de enseñanza han cursado estudios de especialización, sobre todo en carreras civiles, para poder realizar la misión encomendada.
Tras el Concilio, ha habido un renovado interés por la formación. El estudio está íntimamente relacionado con la oración y el apostolado. Va unido a la oración, en cuanto puede ser una luz para la misma y viceversa. Y va unido al apostolado con el fin de ejercerlo con una buena preparación y dedicación. Está orientado, primero, a la buena formación de las monjas y, después, al mejor ejercicio de la actividad. Está dentro del horario de cada día y dentro del plan de formación permanente y específica pues algunas hermanas cursarán estudios académicos, estudios superiores de Teología, en institutos o universidades.
La mujer contemplativa está llamada a realizar otro apostolado, el de la escritura. Nuestra propia sicología, unida a un fuerte espíritu de oración y a un profundo estudio de los temas es un camino de apertura al hombre, una forma de ayudarle y cuidarle, como siempre ha hecho la mujer a lo largo de la historia.

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Fraternidad

El fin y el espíritu de la Orden es la comunión, una sola alma y un 
solo corazón hacia Dios.
Dios es la meta pero no se consigue individualmente sino en comunión con el hermano.

Vida fraterna

 "Conoceréis que tanto más estáis adelantando en la perfección, cuanto más anteponéis el bien común al propio" Regla de San Agustín
la Vida Consagrada es signo de comunión en la Iglesia, (Juan Pablo II, "Signum fraternatis")
En nuestra Comunidad después de las mañanas de silencio, oración y estudio, vivimos las tardes de trabajo en comunión fraterna.
Tenemos en común la liturgia, los bienes...

Trabajo comunitario
Todo trabajo que realizamos con nuestras manos tiene un fruto común y nunca propio.
"Por consiguiente que ninguno trabaje para sí, antes bien haced vuestras obras todas para la comunidad con más cuidado y dilgencia que si cada uno las hiciese para sí mismo" Regla de oro de San Agustín.

Apostolado


En un mundo donde se está perdiendo la cultura y el horizonte religioso, hablar de Dios se necesita más que nunca. Los religiosos somos urgidos a predicar el Reino de Dios con nuestro testimonio, a anunciar un mundo nuevo desde el compromiso de una vida sencilla y pobre, que sea signo de este Reino.

El estudio y la formación, Teología y Mística formarán parte de un binomio inseparable en la vida religiosa, especialmente de nuestra Orden, a quien la misma Iglesia encomienda este cometido para defender la fe con la vida y la razón.

"Con toda tu mente, con todo tu corazón, con toda tus fuerzas"
Nuestra misión está siempre abierta a las necesidades de la Iglesia. Impartimos:

Catequesis
en colaboración con las Parroquias de Becerril y Carrión de los Condes. Catequesis de Comunión y Confirmación


Ejercicios

Promoción del ecumenismo


En el primer año de nuestra comunidad organizamos dos Jornadas, una por la Paz y otra, por la Unidad de los cristianos.

La casa de acogida y la capilla estuvieron todo el día llenas. Era una Jornada de Oración, fundamentalmente, aunque tuvimos otras actividades, testimonios, un Gesto de Paz, diversas Lecturas del momento concreto en el que nos hallábamos, oración de jóvenes, Via Crucis, un Rosario...La gente del pueblo, jóvenes de Palencia, amigos nuestros llegados de Madrid y de alguna otra Diócesis...todos estaban dispuestos a vivir ese día con nosotras por el motivo de la Paz.

La Jornada de la Paz se llevó a cabo secundando la iniciativa del Santo Padre de oración por la Paz y por la preocupación por el momento actual, que para una comunidad contemplativa no puede pasar desapercibido jamás.


La oración por la unidad de los cristianos es el principal camino elegido por la comunidad para vivir el ecumenismo espiritual.

El Amor a la Iglesia ha urgido en nosotras una atención especial por el tema de la comunión entre los cristianos, creemos que además está dentro de nuestra espiritualidad y carisma de manera eminente. A San Agustín le hirió profundamente la ruptura en la única fe, las divisiones y separaciones, los enfrentamientos entre las distintas posturas.

Nuestras comunidades deben estar preparadas para el diálogo teológico y fraterno entre las distintas comunidades cristianas, pero especialmente deberían ser lugares de comunión, verdaderas escuelas de comunión fraterna, ya que éste es nuestro principal carisma que puede ser medio de un verdadero diálogo interconfesional.

"Invito a que los monasterios de vida contemplativa y ecumenismo se hagan presentes allí donde viven comunidades cristianas de diversas confesiones, para que su total entrega a lo único necesario, al culto de Dios y a la intercesión por la salvación del mundo, junto con su testimonio de vida evangélica según el propio carisma, sean para todos un estímulo a vivir, a imagen de la Trinidad, en la unidad que Jesús ha querido y ha suplicado al Padre para todos sus discípulos". (Juan Pablo II, sobre La Vida Consagrada, 1996)

Retiros
Encuentros de estudio y formación


Jornadas de Oración y Reflexión (JARIS)
Encuentros de Teología y oración (ver +)


Encuentros Bíblicos ecuménicos.

Acogida Cristiana en el Camino de Santiago>>>

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